Sobre la necesidad y la gestión del cambio
Una charla en el retiro ejecutivo del First Bank of Nigeria
El pasado mes de noviembre la oportunidad de acudir a Lagos, en Nigeria, para hacer una presentación sobre el cambio en la gestión corporativa, un tema de permanente predica pero no siempre acompañado de la diligencia: debida en su ejecución.
La invitación fue para el retiro anual del First Bank of Nigeria (FBN), una institución financiera clave desde la época colonial inglesa en el desarrollo actual de un país que es, desde 2013, la primera economía de África y el Banco líder en ese mercado.
El retiro anual es una práctica establecida por el Consejo para reflexionar, sin las urgencias del día a día, con el fin de marcar el rumbo estratégico de la compañía tras escuchar a expertos y analistas de otros países.
En años anteriores me precedieron economistas como Nouriel Roubini o el politólogo Fareed Zakaria. Al igual que hice allí, expreso mi agradecimiento a Ibukun Aowika, Chair person del FBN, por su generosidad al invitarme y por el extraordinario trato recibido.
Nigeria es un país con dependencia de los hidrocarburos, lo que ha generado dificultades añadidas en su sistema financiero, excesivamente expuesto a este sector y muy especialmente en los años en los que los precios han bajado drásticamente.
El cambio, por esta y razones propias del sector es, por tanto, obligado. La experiencia de crisis que vivimos en España derivada de la burbuja inmobiliaria y el hecho de que el sector financiero fuera capaz de sortearla y salir reforzado de ella, interesaba a una audiencia que se encuentra con problemas de naturaleza similar al vivido por el sector financiero español al ladrillo.
La planificación del cambio y las resistencias internas
Las instituciones financieras han tendido a ser consideradas por la opinión pública como moldeadoras de los cambios y muchas veces como detonante negativo de los mismos, pero es más interesante y justo verlas, también, como termómetro y espejo de cambios más generales de la sociedad que repercuten en el mismo.
Si bien el cambio es fundamental, no todo cambio, por el mero hecho de serlo, es bueno. Requiere análisis, planificación y ejecución minuciosa y atenta. Esto es algo sobre lo que ha hablado con mucha propiedad el mencionado Zakaria. Él lo refiere a la historia político-social y económica de un siglo de cambios disruptivos como fue el XIX, que tiene similitudes con este principio del XXI, sobre todo en la aceleración tecnológica.
Zakaria es especialmente lúcido a la hora de describir aquellos cambios en la naturaleza del sistema político que, tras la apariencia de una mayor transparencia y apertura, suponen en la práctica un deterioro de su calidad y de su orientación propiamente pública. En definitiva, nos alerta de un mal cambio basado o bien en una mala planificación, o en un exceso de fascinación por los nuevos tiempos, muy tecnológicos en nuestros días.
El cambio como anticipación
El cambio tiene dos motivaciones básicas: a) la obligación derivada de las circunstancias externas; o b) la anticipación en nuestros análisis y acción en previsión de los mismos. Esta es la opción más recomendada pero de más difícil ejecución.
Los cambios tienen causas de fondo, que se pueden resumir en tres:
- Variaciones en el marco global (demográficas, de productividad, etc.)
- Avances en tecnología e innovación
- Crisis y cambios regulatorios y de mercado en el sistema financiero (más capital, menos apalancamiento, más regulación y más supervisión).
En base a nuestra experiencia se puso énfasis en la necesidad de gestionar el cambio como anticipación y no como respuesta a una realidad sobrevenida por sorpresa, y más cuando la institución es líder en el mercado.
La psicología del cambio
Se insistió en que el cambio no significa renunciar a la cultura de la empresa, un activo generalmente a preservar en marcas consolidadas. Pero sí es necesario tener en cuenta qué nos dicen los estudios y análisis de procesos de cambios históricos para, manteniendo la esencia, adaptarse al futuro inmediato.
En la exposición traté de mostrar a través de la experiencia la validez de los cuatro puntos esenciales que Emily Lawson y Carol Price presentaron en su estudio sobre estos cambios, The Psychology of Change Management, y que son:
-Un relato convincente de la necesidad del cambio desde los directivos a los empleados.
-Modelos a seguir o ejemplaridad desde los directivos hacia los empleados. En general, de arriba abajo.
-Mecanismos de refuerzo: pautas, normas, protocolos para facilitar y consolidar dichos cambios.
-Construcción de capacidades: el capital humano es fundamental. El equipo debe tener las capacidades necesarias para llevar a cabo dichos cambios.
En resumen: es necesario un buen conocimiento de la naturaleza humana para implementar con habilidad y efectividad, punto que Richard Thaler, último Nobel de Economía, ha analizado a fondo.
Ya en 1946, el economista y uno de los padres del management, Peter Drucker, analizó todos estos factores en The Concept of the Corporation, un análisis de la compañía más señera entonces del sector industrial de EEUU, General Motors.
Sus conclusiones, muy influyentes, se pueden resumir en un excelente análisis de la dialéctica entre la necesaria descentralización del negocio para crecer, pero, al mismo tiempo, la constitución de un gobierno corporativo fuerte e inflexible en la aplicación del cambio.
Riesgos y resistencias
A los riesgos básicos que todo financiero está obligado a atender hay que sumar dos retos de especial importancia reciente y creciente: la digitalización, y, sin duda, uno de los más difíciles de sortear: el de las resistencias internas.
En el caso concreto del sector financiero es necesario evitar convertirse en bancosaurus, concebidos para realidades estáticas y sin incertidumbre. Estamos en una realidad incierta, frágil y dinámica. El tamaño no debe ser un condicionante negativo para “navegar la galaxia de burbujas”.
Conclusiones
El cambio tiene una virtud que facilita el trabajo: no suele ser opcional ni coyuntural, sino obligado y permanente. Mejor es contribuir a moldearlo que dejarnos navegar la ola con retraso en una época tan incierta y frágil.