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La llamada de la tribu: un libro para comprender la base conceptual de nuestras democracias liberales

14 enero, 2018   0 Comentarios

Vargas Llosa ha insistido frecuencia en sus artículos de opinión en que las democracias occidentales no pasan por su mejor momento. Es más extraño que ese malestar persista tras haber terminado la crisis económica que comenzó con la caída de Lehman Brothers. Esta sensación generalizada, ayudada por la eclosión de las redes sociales, ha traído de vuelta cantos de sirena populistas que propugnan ideas de segunda mano que, lamentablemente, están teniendo buena acogida. La posverdad ha sido un gran aliado, y hemos visto sus efectos en distintas elecciones que, como en Italia, Estados Unidos o Reino Unido, han llevado al poder a partidarios de algunas de estas ideas proteccionistas y neosoberanistas. Un mal negocio para las democracias y para el liberalismo político y económico.

De ello alerta Vargas Llosa en su libro La llamada de la tribu (Alfaguara), y lo hace de forma hábil a través de dos vías: del relato de su propia experiencia intelectual desde el marxismo al liberalismo político y económico, y de la escritura del perfil biográfico de siete de los pensadores de dichas ideas que más le influyeron en dicho cambio. El propósito es claro: Vargas Llosa nos quiere persuadir del error que cometeríamos volviendo a unas ideas que han resultado tan nefastas allí donde se han aplicado. Él las padeció en primera persona en su América Latina natal. La memoria económica y política es corta, de modo que es un sano ejercicio el que se propone el Nobel hispanoperuano al recordarnos el papel que el comercio, el pluralismo político y la libertad económica han jugado en el progreso humano.

Desde Adam Smith –padre de la economía moderna– hasta el más polemista Jean-François Revel, pasando por Hayek, Berlin, Popper, Aron y Ortega, Vargas Llosa hace un repaso de sus obras y de sus actitudes cívicas en el tiempo que vivieron ante las ideas erróneas que hoy padecemos y que creíamos ya en el basurero de la historia. Por eso su libro, erudito y escrito con su elegancia habitual, es tan pertinente. Y, pese al tema que aborda, se lee con fruición y facilidad. Como podrá reparar el lector, muchos de estos autores están entre los que más utilizo en mis artículos y reflexiones, por lo que no extrañará a nadie que lo recomiende y que lo haya leído con entusiasmo.

Otra gran contribución de Vargas Llosa al necesario debate de ideas que tenemos por delante y que no parece que vaya ganando el liberalismo político.


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